7.5.11

Al violar a Nilsa nos violaba a todas*


Mayo 2011

Al violar a Nilsa nos violaba a todas

MARIANA IRIARTE
Recientemente los periódicos reportaron que la abogada penalista Mayra López Mulero se propone utilizar una controversial sentencia del Tribunal Supremo que resolvió que la Ley 54, conocida como “Ley de Violencia Doméstica”, no cobijaba a una mujer en una relación adúltera.

En los últimos días hemos presenciado cómo altos mandos de la Policía de Puerto Rico han sido acusados bajo la Ley 54. El cliente de López Mulero, sargento David Cotto Gotay, está acusado de violar a su ex compañera consensual luego de que ésta le abandonara por el sargento estar casado.

Con esos hechos, López Mulero pretende amarrarse a una sentencia –cuyo único efecto es resolver la controversia entre las partes en ese caso-que a todas luces es discriminatoria, prejuiciosa, machista y que promueve la agresión contra las mujeres que no se ajustan a la “norma” social, para pedir la desestimación de los cargos.

Que quede claro que este sargento violentó la dignidad de una mujer arma de reglamento en mano. Mientras violaba a Nilsa nos violaba a todas.

Es increíble que en un país donde la cifra de agresiones machistas se disparan estrepitosamente -16 mujeres muertas y dos en investigación- los abogados nos prestemos para ser agentes institucionalizadores de la violencia contra la mujeres. Hay que tener claro que cuando un hombre agrede a una mujer física, emocional, sexual o psicológicamente está reproduciendo relaciones de poder que han posibilitado que la mujer sea objetivizada y deshumanizada.

Con sentencias como la que López Mulero pretende utilizar, la víctima pierde su condición humana y ya no está en tela de juicio la agresión que sufrió a manos de su victimario sino, más bien, su moral. El mensaje que tanto López Mulero como el juez Erick Kolthoff parecen enviar es que para ser cobijadas por la ley hay que primero pasar juicio sobre la moral de la mujer agredida. Esto no puede ser así.

No puede ser así porque todas las mujeres, independientemente de nuestro estatus marital, orientación sexual o condición social tenemos derecho a vivir en paz.

Un estado que permite que el machismo, en sus diferentes variantes y versiones, se institucionalice es un estado que no reconoce el derecho de las mujeres a vivir en equidad y que abdica a su función principal: la justicia. Si alguien debería saber eso somos los abogados. Lamentablemente, la historia parece ser otra.

*Publicada hoy en El Nuevo Día, acá.