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Entrevista a Juan Pablo Mañalich


Juan P. Mañalich: la gente "podía identificarse en Bachelet"
03 de noviembre de 2011  06:55

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Juan Pablo Mañalich Foto: Reproducción
Juan Pablo Mañalich
02 de noviembre de 2011Foto: Reproducción
CYNTHIA ROSALES
SANTIAGO.- La semana pasada el doctor en derecho penal,  Juan Pablo Mañalich, llegó hasta el Centro de Estudios Públicos para participar de un coloquio sobre “Libertad y Democracia”. No son muchas las apariciones que hace en público el hijo mayor del actual ministro de Salud, sin embargo, la primera información que se conoció de él fue su abierta defensa al matrimonio homosexual y que se inscribió en el Partido Socialista pocas horas después de que Sebastián Piñera  resultara electo Presidente de Chile.
Mañalich, en conversación con TERRA.cl, defendió una posible reforma tributaria, reconoce el liderazgo de los dirigentes estudiantiles y evaluó de forma crítica tanto a la Alianza como a la Concertación.
¿Cuál es tu opinión, como abogado también, sobre la situación que se está viviendo con el movimiento estudiantil? ¿Ves factible otorgar educación gratuita para todos como piden los jóvenes?
- En término de pronósticos, yo no tengo razones para pensar que a corto plazo el Gobierno va a conceder el punto del financiamiento estatalmente garantizado en la educación. Hablar de gratuidad yo creo que es concederle algo al adversario, en el sentido de que uno se imagina que la educación no es pagada y eso es un error, nadie está pidiendo que la educación no sea pagada, eso es inconcebible. La pregunta es si quien debiera pagar es el Estado a través de impuestos –lo cual supondría una reforma tributaria- o si debieran pagar los padres o las familias según su propia capacidad de bolsillo.
El tema pasaría entonces, por si nos quedamos con el sistema actual o vamos hacia una reforma tributaria; que podría ser una vía de financiamiento…
- Sí, pero yo creo que a favor de una reforma tributaria hablan razones que van más allá de la demanda por una educación financiada por impuestos. Lo interesante ha sido que el debate por la situación de la educación ha hecho posible que se ponga sobre la mesa la discusión sobre una reforma tributaria, pero yo pienso que en Chile hay razones de otro orden que también hablan de una reforma tributaria. O sea, no tiene que ver con necesidades de recaudación, sino con necesidad de redistribución.
¿Cómo evalúas el liderazgo que han mostrado los dirigentes estudiantiles?, tanto Giorgio Jackson como Camila Vallejo.
- Yo creo que el hecho que me estés haciendo esta pregunta la responde. Quizás nadie habría pensado que ellos dos más otros, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Usach, Camilo Ballesteros; el vicepresidente de la FECh, Francisco Figueroa -a quien he seguido con harta atención también, se convirtiesen en agentes catalizadores de demandas ciudadanas, que les ha dado más que legitimidad para pararse en el foro público.
Tú militas en el Partido Socialista. En este sentido, ¿qué piensas acerca de la situación actual de la Concertación? Por ejemplo, las críticas al senador PPD Guido Girardi tras la toma en el ex Congreso, ¿sientes que hay divisiones al interior del conglomerado?, ¿necesita rearmarse en pos de las próximas elecciones presidenciales?
- La verdad es que a mí la minucia del debate más inmediato no me interesa mucho. Lo que a mí me preocupa es si en el sistema político va a ser posible o no, que de aquí a dos tres años, emerja un proyecto responsable de izquierda con una vocación transformadora que se convierta en una posibilidad efectiva de hacerse del poder. Y a ese respecto yo pienso que uno, lo que podría aprender de lo que fue la Concertación, es que, precisamente, así no debe ser. Si hay algo que uno quizás aprendió de los 20 años de gobierno de la Concertación, es que la Concertación no logró hacer eso.  Entonces, yo no creo que la subsistencia de la Concertación sea nada cercano a un bien en sí mismo.
 ¿Piensas que Michelle Bachelet es la carta presidencial –como algunos plantean- o pueden ser otras figuras políticas?
- ¿En términos sociológicos?, es decir, ¿qué es lo que yo creo que va a pasar o qué es lo que yo considero importante que llegue a pasar?, porque son preguntas completamente distintas. O sea,  para la primera pregunta yo tengo muy poco que decir, hay encuestas de todo tipo y creo que en parte el problema que tenemos es que nosotros mismos estamos reduciendo nuestra imaginación a algo que arrojan encuestas que aparecen con cierta periodicidad.  Me parece absurdo estar discutiendo si creo que esta persona o esta otra va a estar en mejor o peor posición para llevar adelante un proceso de este tipo.
Lo que a mí me interesa saber es cómo se construye una fuerza que de alguna manera haga suya la bandera que ha sido entablada a lo largo de los últimos meses de protestas, que uno podría decir, tiene su origen, su nicho, en la muy abrumadora demanda por una transformación del sistema educacional en Chile.
Volviendo a las elecciones presidenciales, ¿te parece que es el momento de hablar de candidaturas?, independiente de lo que digan las encuestas…
- No. Creo que es el momento de hablar de lo que es imprescindible hacer para que en algún tiempo más tenga sentido hablar de candidaturas.
¿Hablar de un relato?, ¿de un discurso?
- No, hablar de transformaciones del sistema político. Yo creo que de nada va a servir discutir sobre candidaturas presidenciales si es que la situación del Congreso Nacional sigue siendo la misma. Está probado, eso es uno de los balances que dejan los gobiernos de la Concertación, que es imprescindible tener capacidad legislativa para gobernar. Y con los  -así llamados- enclaves autoritarios que existen todavía en este  gran enclave autoritario que es la Constitución de Pinochet, uno gana poco llegando a La Moneda, si es que no puede imponer una agenda legislativa. Y eso es algo que en Chile no se puede. Eso exige modificar el sistema binominal, exige suprimir todas las normas constitucionales sobre leyes de quórum calificado y exige obviamente revisar la manera en que la política electoral se conecta más directamente con las demandas que estén interesando a las mayorías ciudadanías.
¿Cómo ves la baja en la aprobación del Gobierno de Sebastián Piñera?, ¿consideras que es por una causa en especial?
- Más allá de lo sumamente errática que ha sido la administración de las diferentes coyunturas que se le han ido presentando al Gobierno de Piñera, yo creo que se ha hecho demasiado transparente que el destino de Chile no coincide en absoluto con el destino biográfico de quienes hoy día administran el poder. Pienso que lo que hizo posible la relativa estabilidad –por llamarlo de algún modo- que supuestamente existía de los gobiernos de la Concertación, tiene que ver con que la ciudadanía se daba cuenta de que ahí había una fuerza política administrando un orden que le era más o menos incómodo. Yo siento que parte de la fuerza de representación asociada a la persona de Michelle Bachelet tiene que ver con que en ella era absolutamente inequívoco que el orden que ella administraba era un orden con el cual no estaba plenamente reconciliada y pienso que hoy día el problema es que los ciudadanos nos damos cuenta que para quienes están en La Moneda el orden es demasiado cómodo.
¿Se podría decir entonces que Michelle Bachelet era más cercana a la gente?
- Yo pienso que las personas podían identificarse a sí mismas en Bachelet, podían reconocer su propia vida –con matices, por supuesto- como algo que tiene que ver con la vida de Bachelet. Yo pienso que eso es radicalmente improbable hoy día, en términos demográficos. El sector de población que en Chile hoy se puede identificar con la vida que es propia de quienes gobiernan es demasiado marginal.