31.7.10
Borran Mural del Movimiento Amplio de Mujeres
Lo que sucedió esta tarde es inconcebible y por eso l@s invito a decir, con más vehemencia que nunca, basta de violencia contra las mujeres porque la censura es un tipo de violencia también. Basta ya!
27.7.10
Tratado de Fotografía Contemporánea (continuación)*
Foto tomada de Internet |
(quizás en un té de manzanilla servido en la calle)
como el humo y el aroma se niegan a tener finalidad.
Estas palabras son un artefacto
que se aleja de las comparaciones.
Si algún número tiene la idea de lo grande
entonces, ¿cuantas imágenes desde Punjab son necesarias?
Una, quizás.
Y el único fin de esa mirada natural que está allí
es quien mira.
Sé que no está claro
La belleza deber poder ser pensada
como una naturaleza acorde a las posibiidades de la libertad. Sin embargo, aprisiona,
y eleva sobre la producción el deleite.
¿Cómo tan cerca de la piel algo que está fuera de mí?
Tu fotografía: la imagen es para mi razón
un fin práctico, el delirio. El delirio como una vía
que corre paralela al arte sin llegar a serlo todavía.
Falta que estés aún más lejos en el olvido
y eso no va a suceder. Y eso que no sucede
es la negación del dominio de la naturaleza
(¿otra vez el arte es desearte?)
sobre todo aquello que enlaza desde sí
cosas antagónicas como lo que llevo en el sueño
como un cofre y lo que guarda mi mirada que no es para mí.
Lo tangible que hay en estas palabras es una suerte de dolor
que es la contrapartida de decir algo.
El silencio es una modificación antigua del lenguaje
que repara en la dura ley de lo que somos,
estos ojos que tienden a hacer coceptos entre la distancia
entre tus ojos que habrán visto los búfalos de agua
en alguna ciudad de cal.
¿Arde, entonces, todo lo que es mediación?
Quisiera que no supieras que miro las imágenes
pensando en que el arte
debería ser todo el dolor acumulado en la historia
pero tu fotografía al lado de la estatua de Sibelius
es sólo una intención elemental de recordar
y ni siquiera es mi mirada.
*Continuación de un poema inédito de Vicente López Cabral
26.7.10
Conocí un Caracol Zapatista por Mariana del Alba
Hablo de un mes de mayo en Chiapas, México.
Foto de Mariana del Alba |
24.7.10
23.7.10
Tratado de Fotografía Contemporánea*
es una maldición que sonríe y llega cálida a pesar de que sonríe
desde Helsinski
recién saboreada por un helado de azafrán
la belleza
la puta belleza entendida como lo sublime y lo siniestro
desde alguna ciudad perdida de la pérdida
que jura y perjura que es posible perdonarle que es terrible
y que pretendo que me eleva sobre mi propia animalidad
pero me anima a ladrar que la belleza es capaz de tragarse lo que soy
transformada en una boca que acaba de probar el cardamomo
y proferir de manera amena un verso despiadado y de seda
que se encuentra en los libros sagrados de los antiguos habitantes
del valle del Indo
y definir la belleza es callarse de manera azul en el silencio
que es la lengua de los antiguos brahmanes
eso es entender la naturaleza quebrada de una imagen
que me sonríe desde otro vértigo imantado llamado lugar
sonriendo más alla de lo conceptual como si no lo fuera,
como si fuera algo para el sujeto y no, es algo libre,
con las coordenadas del tiempo y el despacio modo de viajar,
y hay algo escindido en el contemplar que rehuye la mirada, si acaso
considero que hay en esa imagen una mirada que no corresponde al sosiego,
como no corresponde a la paz este modo de querer el mundo distinto
en el que el amor sea un modo de producción justo que permita
que ellas se amen entre sí, que ellos se enamoren entre ellos y que tú
no me tengas que pedir perdón y yo no tenga que sentir que me desangro
según mi propia definición,
se deja retratar
Bailemos Cariño por Adriana Mulero Claudio
Que yo no soy
La que ha buscado
En estos años
Soñando ser amado
Te has visto, macho
Y has dicho: “Esta mujer…
…esta mujer es intensa”
porque vive en cada bocanada
el torbellino de la fiesta…
…de la fiesta Revolucionaria
Y has dicho: “Loco…
Esta mujer no es pa’ mí
Esta mujer, la libertaria
Amenaza el poderío de mis ideas
Con un lento y constante cuestionamiento
Que tiene forma de mirada punzante
Palabra cortante que te obliga a sangrar
Y al principio, qué chévere, una más por doblegar
Pero ha pasado tiempo, mi pana, y ella no da marcha atrás”
(¡Ah, sí, te diste cuenta… rapidísimo
Que podía ser una contrincante!)
Debo admitir (lo siento compañeras) que
Tenía esperanzas de ayudarte a cambiar
Ja! Enseñarte… que no tienes que mirar pa’ arriba
Cuando me hablas, creyendo que soy muy alta
que puedes, no sé…¡LIBERARTE!,
claro, liberarte, para que puedas ser
La forma andante de un cúmulo de derechos…
…de derechos que no caen porque la forma no lo permite
Porque es una forma que está de pie como el árbol
Y todos sabemos (gracias Casona) que los árboles mueren de pie
Pero no, tú mueres a cada rato, evidentemente no como el árbol
Y decidas establecer, con cara de Rousseau
Que yo me creo superior
Cuando defiendo lo que pienso
tan bien o mejor que tú
“Porque no se supone, loco,
Que esta mujer sepa tanto”
Entonces vienen los problemas
Claro que sí
Y aparecen las decisiones
“Esta mujer no es pa mí”
Te digo, macho
Que gasté tiempo,
Y muchas ilusiones, carajo
Muchas…
Esperando que no te sintieras
amenazado por mi fortaleza
pero ha sido en vano
O quizás no, loco
Quizás le saqué algo
Necesitaba el mordisco
De culebra venenosa
Pa descubrir el antídoto
Y es que, pa la próxima,
Con la rapidez de la estrella fugaz
Sabré reconocerte en otros y diré:
“Este hombre no es pa mí”
22.7.10
La esperanza de la equidad
La esperanza de la equidad
|
21.7.10
A Rafah
19.7.10
Tarjeta roja para Bernier
17.7.10
Por quién doblan las campanas de John Donne
Violencia discursiva (revisado)
Puta, cabrona, hija de puta, puerca fueron sólo algunas de las palabras que él le propinó al ella cuestionar su poderío de macho cabrío. Los insultos e epítetos, a diferencia de lo que podría pensarse en primera instancia, no se dieron en el contexto de la dominación doméstica –tan condenable y repudiable- sino que fueron la respuesta inmediata a un cuestionamiento político hecho por una mujer y que mediante los insultos se trató de sacarlo del ámbito de lo público –esencialmente político- para llevarlo a lo privado –esencialmente personal- (“debiste haberme preguntado a mí”).
Lo anterior es sólo para ejemplificar como, a menudo, nos enfocamos –casi exclusivamente- en la violencia y maltrato físico a los cuales están sometidas las mujeres en Puerto Rico pero dejamos sin atender otras aristas igualmente importantes. Si bien las estadísticas son alarmantes -en el 2008 14,882 mujeres fueron víctimas de violencia doméstica del las cuales 26 murieron a manos de sus “compañeros”, esto sin tomar en cuenta las mujeres que sufren el maltrato diariamente pero que por diferentes razones no lo denuncian- es imprescindible problematizar y preguntarse ¿qué es lo que posibilita y viabiliza las agresión visceral de las mujeres por parte de los hombres?
La violencia tiene múltiples dimensiones no siempre atendidas. Dimensiones que posibilitan la agresión física y que en muchos casos conducen a la muerte. Es por eso que hoy quiero abordar la violencia discursiva como condición de posibilidad de el maltrato emocional, físico y sexual que sufren las mujeres.
Estéril sería negar que estamos insertas en un orden patriarcal en el cual los hombres han tenido la exclusividad de nombrar. Así, históricamente las mujeres han sido atravesadas por relaciones de poder desiguales que se manifiestan en los diferentes campos en que éstas se mueven. Como todo ejercicio de poder, las relaciones entre las mujeres y lo masculino están definidas por el lenguaje. De esta manera, el discurso masculino construye lo femenino como lo propio de las mujeres y en el camino va asignado diferentes epítetos que acompañan la construcción y enfatizan esas relaciones de poder. Los nombres pueden ir desde mamita hasta perra, todos destinados a inscribir en el inconsciente del sujeto mujer un lugar a ocupar.
Es así como aquellas mujeres que rechazan aceptar la construcción masculina asignada son patológicamente construidas como histéricas, no en vano Michel Foucault consideró la histerización del cuerpo de la mujer uno de los cuatros grandes conjuntos estratégicos que despliegan a propósito del sexo, dispositivos específicos de saber y de poder. No es raro que, en el imaginario falocéntrico, se atribuya esa resistencia de las mujeres a ser nombradas y construidas arbitrariamente a la falta de presencia masculina en su vida. Esa supuesta carencia busca entonces advertir sobre la resistencia de ciertos sujetos a caer dentro del marco normativo falocéntrico y en tanto eso susceptibles de ser violentados discursivamente. Claro, no podemos dejar de lado aquellas mujeres que acatan en mandato masculino de normalidad y también son víctimas de la violencia, pareciera ser que en mayor medida que las primeras, esto debido a la internalización del discurso y su racionalización como lo normal.
Siguiendo a Lacan, la Dra. Gómez , profesora del Departamento Graduado de Psicología, señalaba en una de sus clases que somos sujetos del lenguaje, que las palabras nos marcan y nos hacen creer lo que nos hacen decir. De esta manera, la violencia que se ejerce mediante el lenguaje es la que permite y posibilita posteriormente la violencia física. Es decir, se trata primero de aniquilar simbólicamente, la aniquilación simbólica se da por medio de toda agresión verbal destinada a deshumanizar ese sujeto femenino, una vez se mata simbólicamente mediante la cosificación no es nada difícil pasar a la agresión física, ese otro, enigmático y diferente pueda que posea algo que yo no poseo y la única manera de apoderarse de aquello que ella es, es a través de la violencia.
Así se vuelve imprescindible que las mujeres reconozcamos aquellas instancias en las que somos violentadas y maltratadas simbólicamente. No sólo a nivel de las relaciones de pareja sino también a nivel social y político. Poder advertir instancias donde el maltrato subyace, por ejemplo, en una nota periodística que se burla y ridiculiza a las reinas de belleza por su falta de capital cultural sin hacer una lectura crítica de la producción fordista de reinas y su consecuente mercadeo por parte del capital; o aquella otra que explica a las mujeres como ser buenas esposas; o la violencia en el Tribunal cuando tres jueces hombres afirman, en una opinión, que ella fue quién se benefició económicamente de la relación conyugal; o las líricas contemporáneas –y las no tanto- que animalizan a las mujeres nombrándolas perras y gatas. Esto sin contar las veces que amigas, conocidas y no tan conocidas se quejan de que sus parejas le han dicho puta, las han desmerecido por hablar con algún hombre, se han quejado porque no se ven como antes y las comparan constantemente con otras mujeres, boicotearon sus planes y les han dicho que nunca llegarán a ningún sitio, entre muchas otras cosas.
Importante es entonces ser conscientes y concientizar a otras mujeres que la violencia física siempre es antecedida por la violencia simbólica, que antes de agredirte física o sexualmente, preparará el terreno discursivamente para que te sientas acorralada y sin salida, que anterior al golpe te hará sentir que no eres humana, que no vales nada, que eres un apéndice de él y más que su compañera eres su pertenencia. Reconocer que los roles que se te han asignado como mujer fueron construidos por los hombres para garantizar su dominio sobre las mujeres y que, sobre todo, nada de eso es normal. Por eso, hoy y siempre di no a la violencia contra las mujeres y sábete libre para hacer de tu identidad lo que te dé la gana. Porque, como diría Simone de Beauvoir la representación del mundo como el mundo mismo es trabajo de los hombres; ellos lo describen desde su punto de vista presentándolo como una verdad absoluta. Nosotras tenemos nuestras múltiples verdades, sólo resta reconocerlas y descubrirlas.
16.7.10
14.7.10
“Invitación al vómito”
Policía(s)
policía.
(Del lat. politīa, y este del gr. πολιτεία).
1. f. Cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público y la seguridad de los ciudadanos, a las órdenes de las autoridades políticas.
ORTOGR. Escr. con may. inicial.
2. f. Buen orden que se observa y guarda en las ciudades y repúblicas, cumpliéndose las leyes u ordenanzas establecidas para su mejor gobierno.
3. f. Limpieza, aseo.
4. f. desus. Cortesía, buena crianza y urbanidad en el trato y costumbres.
5. com. Cada uno de los miembros del cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público.
Nunca me ha caído bien la policía. No me cae bien la que se escribe con mayúscula y sobre la que se escribe con minúscula afirmo, como afirmaría Serrat, que entre ellos y yo hay algo personal. Eso sí, no me cae bien la policía estatal pero me cae aún menos bien la policía moral, la que censura, la que tapa, la esconde en nombre de lo políticamente correcto. Así, la policía enaltece a las vacas sagradas actuando con una especie de convicción moralista que me mete miedo, me hiela los huesos y hasta me da pesadillas por las noches.
Entonces me pregunto, entre la agitación y el miedo, qué diferencia hay entre el macanazo que te agrede físicamente y el macanazo simbólico que acalla tu voz, el macanazo que te dice cuándo y dónde puedes pensar pero sobre todo te da la línea de cómo y qué pensar. De nuevo me repica Serrat en la cabeza, coño niña deja de joder ya con la pelota, que eso no se hace, que eso no se dice, que eso no se toca.
De pequeña me enseñaron a no ceder a los chantajes. Mi padre fue claro: “nunca cedas al chantaje emocional, mucho menos al intelectual o al político”. Así es que una, cuando tiene padres así, comienza de pequeña a vivir entre el escándalo, el escarnio, el disenso, en fin, entre el margen y el afuera, y con el vómito súbito de la palabra siempre ahí.
Por eso estoy segura que el pensamiento se detiene en el instante mismo que las vacas sagradas aparecen en escena y la policía –con mayúscula- y los policías –con minúscula- emergen como los cuidadores incontrovertibles de la sagrada moral. La sagrada moral de lo políticamente correcto, la sagrada moral de que es correcto –o no- decir, mientras todos se ríen a las espaldas, la sagrada moral que fomenta la hipocresía y cercena el pensamiento con las consecuencias que esto tiene para el desarrollo de la comunidad –si es que hay- y el libre pensamiento -¿acaso hay libertad política sin libre pensar?-.
De esta manera, las vacas sagradas siguen rumiando y masticando el pasto del pensamiento crítico, lo digieren –bien digerido- a través de sus siete estómagos y lo devuelven al suelo en una gran cagada que servirá de abono para la hipocresía y el falso sentido de lo políticamente correcto.
Imagen tomada de Son tan solo sombras... [galletas espaciales]
13.7.10
Democracia y participación*
12.7.10
(In)(ser)tidumbre* de Rafah Acevedo
10.7.10
8.7.10
Gol de Miguel Rodríguez Casellas
Gol
Miguel Rodríguez Casellas, Buscapié