22.11.10

"Otras"

No reconocerte como sujeto, negar tu existencia, invisibilizarte también son formas de violencia machista.  Preguntarte una y otra vez por qué el uso lenguaje inclusivo es necesario y justo; reaccionar visceralmente ante la posibilidad de que el Colegio de Abogados sea el Colegio de Abogados y Abogadas; escudarse en la economía del lenguaje y culparnos por la degradación del idioma o lo impronunciable de éste son también formas de violencia machista.
Es que el lenguaje es político y su construcción también.  Patriarcal, falocéntrico, heteronormativo, violento. Sí, el lenguaje es arbitrario, crea y expresa relaciones de poder.  El lenguaje –mientras no nombra lo que quiere excluir y adrede invisibiliza a quienes no quiere reconocer como sujetos políticos- estructura el pensamiento de una manera igualmente patriarcal, falocéntrica, heteronormativa y violenta.  A raíz de eso, la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras (HAMPE) y la Fundación para el Desarrollo del Sur Argentino (FunDeSur) realizaron el XIX Congreso Mundial de mujeres periodistas y escritoras, "Hacia un nuevo paradigma comunicacional en la era digital. Los desafíos de la equidad".


En un artículo del periódico argentino Página 12, Milagros Pérez Oliva, defensora del lector del periódico español El País, decía “Hemos avanzado poco en los últimos 10 años. En el 90 por ciento de noticias donde aparece la mujer, aparece como víctima. Si en justicia, salud, medicina o educación somos más, si estamos mejor preparadas como indican los estudios, si hemos llegado ¿por qué no estamos? ¿Por qué no logramos romper con el techo de cristal?” y Nily Povedano afirmaba “en muchos países, la problemática de género aún se asocia al escándalo y la farándula. La mujer periodista tiene que poner foco en lo invisibilizado. Si cambiamos la mirada, aprovechamos las nuevas herramientas y tomamos conciencia de quiénes somos, podemos liderar mecanismos transformadores, no sólo para mujeres víctimas, sino para la mujer en general”, acá  mientras cuestionaban la manera tradicional de hacer periodismo. Por otro lado destacaban la labor de medios como Página que, a través del suplemento Las 12, aquí, promueve la equidad de género en el periodismo.

Y no cabe duda que el periodismo puede ser igualmente violento.  Desde la falta de profundidad en la investigación en una controversia de custodia y el patrón de maltrato del cual pudieran ser víctimas la madre y la hija, acá hasta el supuesto embarazo o exceso de peso de Cristina Aguilera, aquí, los medios de comunicación son más bien mercaderes del espectáculo que fuentes de información.  Los cuerpos de las mujeres son, sobre todo,  bienes de consumo que la prensa comercializa a su antojo.  No en vano Ana Cacho todavía está en los medios, acá pero no así Armando Rodríguez a quien se le imputan 14 cargos de agresión sexual a sobre 60 niños y niñas, aquí.

En este sentido, para la prensa, parece ser más importante el acuerdo millonario entre Maripily y Alomar, acá que el reciente Congreso que se llevó a cabo en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Arecibo durante el cual se les otorgó un doctorado Honoris Causa a tres extraordinarias mujeres: las escritoras Rosa Montero, Elena Poniatowska y Mayra Montero, la noticia aparece en la categoría “Otros” y la dejo por aquí.  De igual manera aparecen en “Otros” la convocatoria a la concentración en el Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres, acá, y la manifestación que hicieran diez mujeres en el Departamento del Trabajo en denuncia de las injusticias de las que somos víctimas, aquí.  Sin embargo la marcha que realizaran los y las estudiantes el domingo pasado se reseña en la sección “Política y Gobierno”, acá.  También aparece en “Política y Gobierno” la marcha contra el gasoducto, aquí; la queja de empleados y empleadas del Capitolio por falta de agua acá; la protesta de los y las estudiantes de Derecho por el aumento en el número de juezas en el Tribunal Supremo, aquí que, dicho sea de paso, fue similar a la de las Musas de hoy.  La relegación sexista y arbitraria de las protestas y manifestaciones de mujeres a la sección “Otros” son el mejor ejemplo de la falta de equidad y la violencia estructural en contra de las mujeres. ¿Acaso somos menos políticas? No. La respuestas es un rotundo y contundente NO.

Es preciso insistir, denunciar, machacar una y otra vez, que no se ha alcanzado la equidad, que nos queda mucho por caminar, que la violencia que nos aqueja está en el trabajo, en nuestras casas, en la escuela de nuestros hijos y nuestras hijas cuando les niegan su derecho a ser educados y educadas en la equidad y la paz; la violencia machista está en el gobierno, en los tribunales, está en la calle, en la música, en la televisión, en los periódicos, la violencia está la grúa que te remolca el carro, en la oficina del ginecólogo y en la del generalista, la violencia machista está por doquier porque percola incasable, persistente por el tejido injusto y opresivo que el poder ha construido para silenciar nuestras voces, para someter nuestros cuerpos, para reducirnos e invisibilizarnos, al punto de aparecer en la categoría “Otros” en los periódicos u obligarnos a sentirnos incluidas en “Colegio de Abogados”. Pues no. Nosotras somos, tenemos voz y verbo, somos “Otras” pero no en la categoría del periódico, somos la otredad a la que el orden patriarcal le teme y ha pretendido amarrar pero estamos acá y nosotras también somos incansables y persistentes.

Sépase, hay otra manera de mirar la realidad.  Hay otra manera de hacer periodismo, periodismo equitativo, justo, celebrador de la diferencia, promotor de los derechos para todas y para todos, periodismo que apodera, que nos reconoce, que nos libera.  En este sentido les invito a conocer Periodismo Humano, que evidencia que otro periodismo es posible, un periodismo no machista, un periodismo no violento, un periodismo justo.  ¡Basta de violencia machista! ¡Basta de violencia seudo-periodística!

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