5.2.10

Para quedarme callada yo no estudio Derecho

Recientemente se publicó en este periódico una columna dónde el autor le llamaba la atención a dos profesionales del Derecho. Entre varios señalamientos, sostiene que es una violación a los cánones de ética el cuestionar las decisiones de los jueces y las juezas en la prensa. También señala que los comentarios que se hicieron la pasada semana sobre la decisión de la jueza Rebecca de León Ríos fueron un intento orquestado de vulnerar y desprestigiar la judicatura.

Detrás del discurso del autor subyace una premisa mayor: el Derecho es neutral. No podemos quedarnos en análisis simplistas del Derecho asumiendo que éste opera de manera neutral y objetiva; hacerlo implica una falta de responsabilidad, no sólo profesional sino también ética. El Derecho nunca es neutral, no puede serlo, si así fuera no nos harían falta ni jueces ni juezas, bastaría con entrar en una computadora los hechos, luego el derecho y obtener una decisión. En este sentido, tenemos en nuestra judicatura hombres y mujeres, que bajo el mito de la objetividad, diariamente aplican derecho a los hechos y toman decisiones. Hombres y mujeres que no son figuras míticas, sino que cargan con un bagaje que, quieran verlo o no, afectan la manera en cómo las leyes y jurisprudencia son analizadas y aplicadas a casos particulares.

No se trata aquí de restar credibilidad a la judicatura, sino más bien de hacer un esfuerzo crítico sobre qué es el Derecho, cómo se aplica y a qué responde. Esto no es nuevo, no es un invento novel de una profesora al azar, los “policy analysis” datan de la década del 70, y buscan precisamente eso, identificar a qué tipo de política pública o jurídica responden las normas que regulan nuestro diario vivir. La realidad es, parafraseando un poco a Foucault, que el Derecho atraviesa nuestros cuerpos.

Pretender censurar la crítica a través de la aplicación de los cánones de ética es atacar no sólo la libertad de expresión sino también la libertad de pensamiento. Asumir que el canon nueve de ética profesional limita las interpretaciones, análisis, y llamado a la reflexión de qué está detrás del Derecho, atenta contra el pensamiento y desalienta a pensar el Derecho desde otras perspectivas, perspectivas que permitan no sólo poder desarrollarlo sino también garantizar el acceso al sistema de aquellos y aquellas que de regular no lo tienen; tener la capacidad de pensar, entendido el pensar como un proceso libre de reflexión, sobre a quién protegemos y cómo lo hacemos. Para quedarme callada yo no estudio Derecho.

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