7.3.13

8 de marzo: Día Internacional de la Mujer




A modo de un breve recuento histórico hablaré, antes que nada, de los orígenes de esta conmemoración. En 1975 la Organización de las Naciones Unidas comenzó a celebrar el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer como parte de la denominada década de la Mujeres que ocupó desde el 1975 al 1985. En ese año la ONU celebró la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, preocupada, principalmente, por la creciente desigualdad entre hombres y mujeres. Ante esa alarmante realidad, se buscó iniciar un diálogo internacional sobre su situación jurídica y social y atender la disparidad respecto a sus pares masculinos. Posteriormente, en diciembre de 1977, se institucionalizó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, aunque ese no fue el nombre literal. En esa fecha la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas proclamó, mediante Resolución, el Día de los Derechos de las Mujeres y la Paz Internacional.[1]

Desde esa primera conferencia, la ONU realizó tres conferencias mundiales más, Copenhague (1980), Nairobi (1985) y Beijing (1995) y un período extraordinario de sesiones para evaluar el Plan de Acción de Beijing 1995 bajo el lema “La mujer en el año 2000: igualdad entre los géneros, desarrollo y paz en el siglo XXI”, celebrado en New York, del 5 al 9 de junio de 2000.[2] Posteriormente, en el 2005, se revaluó el Plan de Acción de Beijing en el Cuadragésimo Noveno (49) Período de Sesiones. La última revisión al Plan de Acción de Beijing se llevó a cabo en la ciudad de Nueva York, del 1 al 12 de marzo de 2012 donde quedaron evidenciados algunos de los retos a los cuales las mujeres nos enfrentamos en los albores del siglo XXI.[3] Los alcances del Plan de Acción de Beijijng son extensísimos y trascienden los límites de esta presentación pero tocó puntos neurálgicos como: mujer y pobreza; la educación y capacitación de la mujer; la mujer y la salud; la violencia contra la mujer; la mujer y los conflictos armados; la mujer y la economía; la participación de la mujer en el poder y la adopción de decisiones; los mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer; los derechos humanos de la mujer; la mujer y los medios de comunicación; la mujer y el medio ambiente y los derechos de las niñas.[4]

Ahora bien, aunque si bien fue en el 75 que la ONU declaró el Año Internacional de la Mujer y posteriormente, en el 77, se dispuso el 8 de marzo como el día en que se conmemoraría el Día Internacional de la Mujer, la evocación de esta fecha tiene una génesis un poco más antigua. La fecha alude, aunque parece haberse confundido hechos históricos de los cuales no tenemos certeza, a una huelga de trabajadoras de la industrial textil. Según se dice, en marzo de 1857 se llevó a cabo en Nueva York una huelga en la murieron calcinadas 129 obreras que reclamaban condiciones más justas de trabajo. No obstante, y según se desprende de las investigaciones hechas por historiadoras feministas,[5] parece ser que lo que realmente ocurrió en 1857 fue una movilización de las costureras de una compañía textil de Nueva York en reclamo de una jornada laboral de diez horas.[6] Luego, en 1867, las planchadoras de cuellos de Nueva York, también durante el mes de marzo, se fueron a la huelga y formaron un sindicato en búsqueda me mejores condiciones laborales. Como vemos, el mes de marzo ha sido históricamente emblemático aunque no se tenga claro cuánto de cierto y cuánto de mito hay en aquel fatídico incidente de 1857.

Lo que sí sabemos es que a principios de siglo XX, en 1909, las trabajadoras de empresa Blusas Triangle llevaron a cabo en Nueva York un proceso huelgario conocido como la “sublevación de las 20,000”. Estas trabajadoras reclamaban, entre otras cosas, que se instalaran en el taller salidas de emergencia, se prohibiera mantener las puertas cerradas durante la jornada laboral y se pusiesen escaleras de seguridad. Luego de varios meses en huelga, las trabajadoras tuvieron que regresar a la fábrica sin haber discutido en las negociaciones varios de lo reclamos, entre ellos la prohibición de cerrar la fábrica y la instalación de escaleras de emergecia. 

Ese mismo año, 1909, el Comité Nacional del Partido Socialista Norteamericano, recomendó establecer el último domingo del mes de febrero como el Día de la Mujer.[7] Un año más tarde, en 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, las delegadas del Partido Socialista Norteamericano, proponen establecer un Día Internacional de la Mujer, propuesta que es apoyada por Clara Zetkin y que se aprueba para promover el sufragio femenino, entre otras cosas.[8] Es parte de la historiografía oral que Clara Zetkin propuso el 8 de marzo en recordación a las trabajadoras fallecidas en el alegado incendio de marzo de 1857. Sin embargo, no tenemos constancia de ello.

Acorde con la proclama, el 19 de marzo 1911 se celebra el Día Internacional de la Mujer en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Más de un millón de hombres y mujeres celebraron manifestaciones reclamando el derecho al trabajo, formación profesional y no discrimen en el empleo.[9] Lamentablemente, casi una semana después, el 25 de marzo de 1911, un incendió destruyó la fábrica Triangle, la misma que las trabajadoras habían paralizado en 1909 en búsqueda de mejores condiciones laborales. El siniestro dejó un saldo de 140 a 146 trabajadoras muertas y muchas otras heridas.[10]

Estos tristes sucesos dieron paso a que se continuara conmemorando el Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero. Ya en medio de la Primera Guerra Mundial, a la evocación del Día Internacional de la Mujer le seguían mítines de mujeres en contra de la guerra y en apoyo a los movimientos sufragistas. En 1917, fueron las mujeres rusas quienes se manifestaron en pos de pan y paz pidiendo el cese de la guerra. Las manifestaciones provocaron que el Zar abdicara y el Gobierno Provisional les otorgó el derecho al voto. Las mujeres rusas se manifestaron el 23 de febrero, según el calendario juliano, día que se corresponde al 8 de marzo del calendario gregoriano y puede que radique ahí el comienzo de la conmemoración del 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.[11] Hay quienes sostienen que este evento histórico, sumado a los confusos sucesos de 1857 y el incendio de la fábrica Triangle, dieron paso al 8 de marzo como el día para conmemorar las luchas de las mujeres en diferentes frentes.

En Puerto, el 8 de marzo se oficializó mediante la Ley Núm. 102 de 2 de junio de 1976.[12] Sin embargo, la fecha se celebra en la Isla desde unos años antes. Según relata la reconocida activista feminista, Ana María Rivera Lassen, el Frente Femenino del Partido Independentista Puertorriqueño fue el primero en conmemorar el día en el año 1972 y, posteriormente, en el año 1974 la organización feminista Mujer Intégrate Ahora (MIA) continuó la celebración a la cual se añadieron otras agrupaciones feministas.[13]

Como vemos, los orígenes de el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, no están exentos de controversias pero lo importante es saber que la fecha conmemora las luchas que las mujeres hemos tenido que dar en búsqueda de equidad, mejores condiciones laborales, derechos reproductivos y sexuales, entre otras. Esto es importante porque en los albores de un nuevo milenio, y aún cuando ha crecido nuestra participación en posiciones de liderato, nos queda mucho terreno por recorrer. 

Hay que reconocer que fueron las nuevas corrientes historiográficas las que revelaron la participación de las mujeres en la historia de la Isla.[14] Desde finales del siglo XIX mujeres como Lola Rodríguez de Tió alzaron sus voces en pos del derecho de las mujeres a educarse y participar de la cosa pública. Sin embargo, relata Yamila Azize, que los cambios que trajo la llegada de Estados Unidos a Puerto Rico consolidó la participación de las mujeres en la vida laboral, principalmente en la industria de la aguja y el tabaco.[15] Posteriormente, durante las primeras décadas del siglo XX las mujeres se emplearon como despalilladoras, enfermeras, maestras, entre otras ocupaciones. Así, en 1917, se organizaron para impulsar el sufragio femenino para las mujeres alfabetizadas que en ese momento era una minoría. Finalmente, se consiguió el voto restringido femenino en el año 1929 y el sufragio universal en 1936.[16]

Así, nuestra historia cuenta, desde finales de siglo XIX, con mujeres lideresas como Luisa Capetillo,[17] quien fue instrumental en las luchas obreras; Juan Colón,[18] lideresa dentro de las reivindicaciones laborales en las tabacaleras de Comerío, Ana Roqué, mujer vinculada a la educación, la política, los derechos de las mujeres puertorriqueñas y fundadora del movimiento feminista puertorriqueño.[19] Mujeres, todas ellas, que dado los enfoques historiográficos patriarcales la historia ha parecido ignorar pero que, sin embargo, sus aportes a la sociedad han sido significativos para la consecución de derechos y libertades, no sólo de las mujeres sino de todas las personas que habitan el suelo puertorriqueño. Desde 1987, fecha en que se publica La mujer en Puerto Rico, antología de ensayos investigativos sobre las mujeres en la Isla, Yamila Azize, editora del libro, llamaba la atención sobre retos que veinticinco años después aún enfrentamos las mujeres puertorriqueñas: falta de perspectiva de género en el currículo escolar, índices alarmantes en relación a la violencia de género o violencia machista, poco poder decisional o puestos subordinados aun cuando alcanzamos altos niveles de escolaridad, menor participación en puestos electivos, entre otras.[20]

También, se debe aclarar que cuando alcanzamos puestos de poder somos objetos de prejuicios, estereotipos, ridiculizaciones, caricaturizaciones y sexualizaciones, para restar poder a nuestra presencia en lugares que, tradicionalmente, se les había reservado a los hombres.[21] En este sentido, el patriarcado envía un doble mensaje: por un lado, busca minimizar nuestra capacidad de ocupar puestos de liderato; por otro, pareciera advertir al resto de las mujeres sobre lo que podría sucederles si se adentran al ruedo público o se proponen ocupar puestos de poder en el sector privado. 

Lo anterior es así porque desde una perspectiva patriarcal el poder se concibe como la capacidad de dominar al Otro que se encuentra en una posición inferior. La hegemonía de los valores patriarcales ha promovido que las mujeres seamos invisibilizadas en ambas intancias. Esto es, tanto cuando asumimos el poder como una forma de dominación o cuando, desde una perspectiva feminista, lo asumimos como un asunto relacional. En el primer caso, se nos compara con los hombres y se nos atribuyen características masculinas, esto, en clara alusión a que no estamos comportándonos acorde a los roles de género que se corresponde al sexo femenino. En el segundo caso, al hacer del poder un asunto de responsabilidad más que uno de dominación del otro, se nos atribuye el no estar capacitadas para los cargos o ser demasiado ‘blandas’ para el carácter que el desempeño del puesto requiere. La abundante literatura sobre el tema destaca, en este sentido, que la diferencia en el ejercicio que se hace del poder puede estar relacionada a los desarrollos culturales de los roles asignados a los sexos. Respecto a esto, parece sugerirse que los constructos culturales acerca de la maternidad, por ejemplo, han sido decisivos a la hora del desarrollo de una ética del cuidado por parte de las mujeres. De esta manera, a diferencia de los hombres, las mujeres tendemos a construir redes de relaciones y a ejercer el poder de manera tal que, el eje central, es un sentido de responsabilidad por aquellos que están bajo nuestra tutela.[22]

En este sentido, recientemente, un artículo en el periódico El País relataba como las mujeres habían rescatado a Islandia de la crisis económica. John Carlin, periodista a cargo de la entrevista a Jóhanna Sigurdardóttir y Katrin Jakobsdottir, sostiene que quería conocerlas “[n]o por los motivos habituales que empujan a los periodistas a escribir sobre mujeres poderosas –porque hubieran triunfado en un mundo de hombres-, sino precisamente por lo contrario”.[23] Las mujeres en Islandia se han hecho cargo del Gobierno, la banca y, en creciente medida, la empresa. En el momento en que la crisis financiera estalló todos los puestos de poder estaban ocupados por hombres. Lo primero en hacerse fue sustituir el primer ministro por una primera ministra, Jóhanna Sigurdardóttir. Igualmente, la mayoría del gabinete ministerial está compuesto por mujeres. Las mujeres han equilibrado el presupuesto nacional, las exportaciones superan a las importaciones, la moneda se ha estabilizado, entre otras cosas. Pero, si hay algo importante que rescatar de la entrevista hecha por John Carlin a las mujeres de Islandia es lo dicho por Katrin Jakobdsottir, ministra de educación, cultura y ciencia y que además tiene tres hijos menores de 8 años, “[e]l centro de atención político cambia cuando hay más mujeres en el Gobierno; quiero decir que hay una diferencia en lo que se debate. Por eso en estos últimos tres años ha ocurrido algo grande e importante, y en lo que no creo que haya posibilidad de dar marcha atrás. Hemos cambiado la naturaleza de la discusión”.[24]

En este sentido, es instrumental nuestra participación en espacios de liderato tanto a nivel gubernamental como a nivel privado y de otras entidades como los son las organizaciones sin fines de lucro, no gubernamentales o sindicales. Es cierto que no ha sido tarea fácil abrir el camino a la participación de las mujeres en la cosa pública y muchas veces se nos ha hablado del techo de cristal. Lo importante aquí es rescatar y visibilizar nuestra participación en las diferentes instancias e incentivar el agenciamiento de espacios de poder que, como ciertamente ilustra Islandia, pueden hacer una diferencia en el camino que nos toca recorrer.


Por eso, el 8 de marzo es una fecha para conmemorar nuestras luchas y recordar que aún nos falta mucho por conseguir. Se trata de visibilizar nuestros reclamos para adelantar la consecución de todos nuestros derechos. 









[1] International Women’s Day 2008: Investing in Women and Girls. Disponible en http://www.un.org/events/women/iwd/2008/history.shtml (última visita el 12 de marzo de 2012).
[2] Las Cuatro Conferencias Mundiales sobre la Mujer, 1975 a 1995: Una perspectiva histórica. Disponible en http://www.un.org/spanish/conferences/Beijing/Mujer2011.htm  (última visita el 13 de marzo de 2012).
[3] Beijing +15. Disponible en http://www.un.org/womenwatch/daw/beijing15/index.html  (última visita el 13 de marzo de 2012).
[4] Las Cuatro Conferencias Mundiales sobre la Mujer, supra nota 2.
[5] En 1984 se publicó un libro de las autoras Sylvie Dupont, Renne Cote y Francine Cloutier sobre los orígenes del 8 de marzo que desenmaraña la aparente confusión de distintos hechos históricos.  El libro se titula La Journee Internationale Des Femmes, Ou, Les Vrais Faits Et Les Vraies Dates Des Mysterieuses Origines Du 8 Mars Jusqu'ici Embrouillees, Truquees, Oubliees: La Clef Des enigmes, La Verite Historique.
[6] Ana María Portugal, 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer. Disponible en http://www.isis.cl/publicaciones/miraesp2.htm (última visita el 13 de marzo de 2012).
[7] Declaración del Secretario General, disponible en http://www.un.org/spanish/events/women/iwd/2005/history.html (última visita 12 de marzo de 2012).
[8] Ana María Portugal, supra nota 6.
[9] Declaración del Secretario General, supra nota 7.
[10] Dependiendo de la fuente consultada el número de trabajadoras muertas va de 140 a 146.  Véase,  Declaración del Secretario General, supra nota 7;  además véase, Ana María Portugal, supra nota 6.
[11] Declaración del Secretario, supra nota 7; Ana Paulina Portugal, supra nota 6.
[12] 1 L.P.R.A. 5030 (2008).
[13] Ana Irma Rivera Lassen, Día Internacional de la Mujer (publicado en Facebook).
[14] Yamila Azize, La mujer en Puerto Rico: Ensayos de investigación, Ediciones Huracán (1987), pág. 17.
[15] Íd. pág. 19.
[16] Íd.
[17] Norma Valle, Una adelantada a su tiempo, disponible en http://promujeres.cayey.upr.edu/luisacapetillo.htm (última visita el 13 de marzo de 2012).
[18] Wilson Torres Rosario, Juana Colón: su militancia obrera y otras dimensiones de su vida, disponible en http://abeyno.files.wordpress.com/2009/08/juana-colon3.pdf (última visita 13 de marzo de 2012).
[19] Colección Ana Roqué, disponible en http://biblioteca.uprrp.edu/colecci%C3%B3n%20ana%20roqu%C3%A9.pdf (última visita 13 de marzo de 2012).
[20] Yamila Azize, supra nota 14.
[21] Mary Joe Frug
[22] Marion Crain, Feminism, Labor and Power, 65 S. Cal. Rev. 1819 (1992).  
[24] Íd.

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