El 23 de marzo se presentó
en la Cámara de Representantes el Proyecto de la Cámara 3270 que les cuelgo por
acá. El proyecto, que de la autoría de los representantes Vasallo Anadón, Torres Zamora y Torres Ramírez, pretende
reglamentar el aborto en las mujeres menores de edad toda vez que se considera
un alza alarmante en los mismos.
Básicamente el Proyecto
le requiere a las menores de edad someterse a un examen ante un profesional de
la salud mental certificado para que éste documente por escrito su capacidad para tomar
la decisión de interrumpir un embarazo. De no acreditarse dicha capacidad la Clínica de planificación
familiar deberá dar aviso al padre y a la madre con patria potestad y de éstos no
localizarse deberán referir el caso al Departamento de la Familia.
A simple vista se nota
que la pieza legislativa pone una carga demasiado onerosa para las mujeres
menores de edad que desean interrumpir un embarazo toda vez que les obliga a recurrir a un profesional de la salud mental para que acredite que ésta
entiende su decisión. Además
inmiscuyen a los padres –quien muchas veces no estarán de acuerdo con el
aborto- en una decisión personalísima que envuelve derechos reproductivos y
sexuales.
Una vez más somos
testigos de cómo el fundamentalismo arropa las instituciones y, acorde con un
conjunto de valores no compartidos por la totalidad de la ciudadanía, nos
imponen sus creencias a la fuerza.
Basta con leer la exposición de motivos de la ley para darse cuenta que la
pieza legislativa es una paternalista y moralista que pretende echar para atrás
derechos que a las mujeres nos han costado luchas incansables.
Es hora que la
Legislatura y el Ejecutivo se den cuenta que la clave está en la educación.
Hasta que no nos eduquen en la equidad sobre nuestros derechos reproductivos y
sexuales las mujeres seguiremos en desventaja, subordinadas a la decisión que
otros toman sobre nuestras vidas, cuerpos y emociones.
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