Hoy se materializan las cesantías de miles de empleados y empleadas del sector público. El gobierno de Luis Fortuño mediante la infame ley 7 que pretende atender la emergencia fiscal ha lanzado a la calle a puertorriqueñas y a puertorriqueños como si sus vidas fueran completamente superfluas. Parece ser que, para esta administración, hay vidas que no merecen ningún tipo de protección ni garantía, vidas que el Derecho no pretende proteger, en su lugar se presta para acelerar su marginación e invisibilidad.
Aunque este gobierno, como todos los gobiernos, tenga pretensiones de neutralidad, lo cierto es que ha convertido al Estado en, lo que un marxista clásico afirmaría es, un instrumento de una clase dominante. Que esos y esas que se ubican en las posiciones de poder estén estrechamente vinculados con el poder económico no nos debe extrañar, basta con darle una mirada al Consejo Asesor del gobernador que ha sido publicado en otra entrada.
La empatía no es un valor que se quiera promover en esta administración. Fortuño sabe que las elites nunca han sido empáticas. Su administración no sabe cómo es que los tipos y las tipas comunes viven porque sus vidas se han desarrollado en círculos exclusivos entre San Ignacio, el Caparra, los mejores Colleges estadounidenses y los campamentos en Europa. Los y las que tomaron la decisión de despedir a miles de empleados públicos y empleadas públicas reducen sus gastos sacrificando un Porsche por un Lexus o cesanteando a algún empleado o a alguna empleada doméstica. ¡Ay Luis cesanteaste a la persona que plancha! ¡Ay Luis cómo es eso que le quitaste horas a la persona que limpia la piscina!
Mientras tanto, presentan el recogido de café como una alternativa e inundan con ayudas económicas a los cesanteados y a las cesanteadas, amenazan con nombrarlo como vaga o vago si no sale rápido a buscar trabajo a la empresa privada (parece que Fortuño y Rodríguez Ema viven en otro país), gastan miles de dólares en campañas publicitarias que lo exhortana dar su palabra de hombre (sí, las mujeres no tenemos palabras y tenemos que aceptar que ellos pueden ser fuertes sin violencia física, ¡¡¡¡qué mucho sabe el Gobe!!!); también le avisan que puede dejara a sus hijos e hijas con un vecino o vecina para buscar trabajo (¿es que el Gobe no sabe que día tras día cientos de niños y niñas son abusados sexualmente por personas cercanas a ellos y a ellas?).
Hoy Puerto Rico está de luto, la insensibilidad ha asesinado a este país.
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