5.3.10

Coincidencia (Militarismo en la UPR)

Lima hablaba desde la muerte. Coincidimos en espacio y tiempo el jueves pasado y también coincidió con mis manos
Susan Sontag y Ante el dolor de los demás. Más tarde en la noche coincidiría con un correo electrónico que alertaba sobre los entrenamientos de la ROTC en el Complejo Deportivo de la UPR. Así me encontré con la contratapa de Sontag que lee [n]o podemos imaginar lo espantosa, lo aterradora que es la guerra; y cómo se convierte en normalidad. ¿Será que es normal la presencia militar en la Universidad de Puerto Rico? ¿Será que fue una decisión política la coincidencia de los entrenamientos militares con la activación de la Guardia Nacional? Así como dudo de la casual coincidencia entre Sontag y mis manos, dudo del azaroso encuentro de las prácticas militares en la UPR y la Guardia Nacional.

Y claro, todo depende de cuán normal es el encuentro con el militarismo de cada unx de nostrxs para determinar el grado de indignación. Principalmente me preocupa que fuera de aquellxs que están hiper-conscientes de la realidad y su simbología discursiva, la vida para los miles de estudiantes de la UPR discurrió sin mucho sobresalto. Nuevamente, en qué momento se normalizó la presencia militar en el Recinto y la defensa de por lo menos practican de noche para no provocar. ¿Qué es lo que cuestionamos? El militarismo en sí o la dimensión pública de éste y su proximidad con nuestra cotidianidad. Pareciera ser que Sontag da en el clavo cuando sostiene que el conocimiento de la guerra entre la gente que nunca la ha vivido es en la actualidad producto sobre todo del impacto de [las] imágenes.

Así las imágenes de la compañera Nicole, similar a las fotos de los médicos haitianos, despertaron la chispa de la indignación. Y como yo coincidí con Lima y con Sontag ayer en La Tertulia (¡clase de coincidencia!), las representaciones del entrenamiento militar coincidieron con el aniversario de la muerte de Antonia y el motín de 1971 cuyo catalítico fue, justamente, la presencia de la ROTC dentro del Campus Universitario.

Esto nos lleva, indefectiblemente a cuestionarnos, 39 años después, si los logros fueron logros y si las campañas antimilitares en los campus universitarios se reducen al momento

en que los doscientos cadetes aparecen en el panorama como queriendo decir acá estoy yo y crucé la Barbosa. Si la guerra y la militarización es, a pesar de lo próximo de su presencia a través de los medios de comunicación, una realidad ajena a nuestro diario vivir y por ende, cosa de otra gente, sólo capaz de inquietar y exaltar cuando, una vez más, es mediada por la representación de la tragedia o su potencia casi superpuesta a nuestra realidad.

¿Será que no nos importa la ROTC mientras no entrenan en el campus y que la convivencia pacífica y las cínicas políticas de sacarla del Recinto han servido para normalizar su presencia? ¿Será que no nos molesta que el contacto de la ROTC sea 787-764-0000 ext. 2077-2073? No creo que no nos moleste, pienso, más bien, que estamos tan normalizadxs, en todos los aspectos, que somos incapaces de reaccionar si no es por medio de la mediatización y las representaciones de esa realidad no cotidiana. La realidad es que la ROTC está en la Universidad de Puerto Rico y eso no puede ni debe, ser normal. Ahora bien, para cuestionar la presencia de la ROTC en la Universidad es preciso e imprescindible cuestionarse la realidad política conjuntamente a nuestras circunstancias históricas, sociales y económicas. Y ahí es cuando la presencia de la ROTC se empieza a normalizar.

Hace poco vi un video realizado por compañeras uruguayas que nos planteaban que un mundo al revés es posible y sostenía desarme mundial financia educación. Empecemos a creerlo, comencemos a vivir ese mundo al revés. ¡Fuera la ROTC de las Universidades Públicas! ¡No al militarismo! ¡Ni adentro ni afuera! ¡Ni de noche ni de día! Simplemente NO.

* Fotos Nicole Díaz González

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