30.4.10

Ajeno

No hace mucho un compañero y la que escribe se planteaban como prioritario un proyecto político-pedagógico que trabajara con niños y niñas de 4 a 16 años. Entendíamos que para construir y mantener un Puerto Rico libre, democrático, sostenible, justo y solidario era fundamental deconstruir las relaciones de poder que atraviesan el modelo educativo hegemónico. Pensamos, en aquel momento, que era una necesidad urgente poder trabajar modelos contra-hegemónicos que contrarrestaran el paradigma liberal. Apostábamos a la educación.

La escuela, pública y privada, como bien señalaba Althusser, es un aparato ideológico del Estado. Su función principal consiste en reproducir un conjunto de ideas y valores destinados a favorecer cierto orden político; la ideología que se reproduce en la Escuela siempre es la del otro, siempre es impuesta. Cabría preguntarse, entonces, cómo un hombre blanco, acomodado política, social y económicamente, quien ha accedido a las mejores universidades de Estados Unidos, conservador y miembro del Partido Republicano, quien nunca ha pasado por el sistema de educación pública del Estado (Fortuño estudió en el Colegio Marista de Guaynabo, luego completó un bachillerato en George Washington University y posteriormente obtuvo su Juris Doctor de la Universidad de Virginia), puede entender las complejidades, particularidades y problemáticas específicas del sistema de educación pública de Puerto Rico.

La respuesta es casi obvia. Basta con echar un vistazo al mensaje de presupuesto, acá. El gobernador de Puerto Rico no sólo le negó a este pueblo información específica sobre las partidas presupuestarias, sobre todo aquella destinada a la educación, sino también habló específicamente de la situación de la UPR. El gobernador en su mensaje dijo “que nuestra gente no entiende por qué, si todos nos hemos tenido que ajustar los pantalones en los pasados años, la Universidad de Puerto Rico no pudo hacer lo mismo”. Sin duda esta frase indica claramente la visión que el gobierno de Puerto Rico tiene de la Universidad. Eso hace inevitable que me vuelva a preguntar si Fortuño realmente puede entender las especificidades y la importancia de la educación pública cuando él no tuvo la experiencia ni se formó en ninguna institución de esta índole. Me reafirmo que la ideología siempre es la del otro.

Después de tan magna educación el gobernador debería saber, por lo menos, que la Universidad no puede funcionar como una agencia o una corporación más. La Universidad debería ser el baluarte intocable del país manteniendo un compromiso ético-político que permita la construcción de una sociedad con las características mencionadas al principio de esta entrada. El gobernador presume que nuestra visión de mundo es similar a la de él y, si así no fuera, está claro que no nos reconoce ni como otros ocupando la esfera pública ni como iguales merecedores y merecedoras de respeto en el ejercicio democrático de nuestros derechos. Frente a las manifestaciones estudiantiles el gobernador de Puerto Rico no pudo articular en su presupuesto más que su disposición a intervenir con la UPR cuando las autoridades universitarias así lo exijan. No hay duda que, cónsono con su ideología, el gobernador no reconoce el derecho a la protesta y está ansioso por restringir las libertades individuales que, constitucionalmente, este pueblo tiene garantizadas.

De esta manera se vuelve urgente la necesidad de aclarar que la Universidad debe ser un espacio de pensamiento, reflexión, intercambio de ideas, debate pero sobre todo debe ser un espacio crítico. Es de la Universidad la propulsora de la crítica concienzuda y fundamentada cuya tarea es no sólo solucionar las problemáticas específicas y coyunturales sino también defender como principio rector su autonomía universitaria.

La Universidad no puede ni debe ser un reducto partidista asignado al gobierno de turno. La Universidad debe asumir el compromiso político que implica su existencia y dar la lucha que pueblos hermanos batallaron a principios de siglo XX: la Reforma Universitaria. Dos principios rectores son el cogobierno y la autonomía universitaria; es a través de éstos que la Universidad puede ser universidad y no una empresa privada gobernada por una junta de directores como este gobierno pretende que la concibamos.

No se puede negar que el gobierno de Fortuño es el gobierno más ideológico que ha tenido Puerto Rico en mucho tiempo. La visión sobre la Universidad, qué es y hacia dónde vamos que tiene Luis Fortuño coincide con su proyecto político: una Universidad mínima reflejo de un Estado que deja en manos de los grandes intereses todo su patrimonio, incluso el de las futuras generaciones. Me pregunto si se pregunta el gobernador qué le está dejando a los hijos e hijas de sus hijos y de su hija. No me contestes Luisito, tienes razón, está claro, no le dejas Universidad pero le dejas tu privilegio. El privilegio, como señalaría Atria, que trasmites a través de Escuelas que la mayoría de Puerto Rico no puede costear pero a las cuales tus niños y tu niña sí pueden acceder. Es increíble cómo, mientras pretendes hacerte eco de la defensa de la educación, exijas para ti el monopolio de los transmisores de privilegio: escuelas y clubes sociales, entre otros. Y es que desde una posición privilegiada siempre es fácil juzgar al otro.

Usted gobernador, debería pensar no cómo recortarle 120 millones de dólares a la Universidad, sino más bien cómo a través de la educación superior podemos democratizar el conocimiento y combatir la desigualdad. Usted debería pensar que la situación de la Universidad de Puerto Rico, aun cuando usted no haya pasado por sus aulas, debe ser atendida de inmediato y no puede equiparse con una agencia o dependencia del Estado; sin Universidad es imposible construir un país si es que usted realmente está interesado en ello.

De todas maneras, es imprescindible que usted sepa que el movimiento estudiantil, con sus múltiples aliados, está dispuesto a luchar por el proyecto universitario. Este estudiantado combativo y efervescente no va a abdicar; además del derecho a la educación tiene la responsabilidad de defender la Universidad como el nexo generacional que permite y viabiliza el desarrollo de un país libre, democrático, sostenible, justo y solidario. Qué vivan lxs estudiantes!

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