15.4.10

Columna de Rodríguez Casellas (genial como siempre)

15 Abril 2010

Embusteros

Una brigada de profesionales creídos entreteje la alfombra de engaños por donde caminan los crédulos. La fe en la fe protege a los embusteros. El resto anda desprotegido de ellos.

Aquí, certeza y superioridad moral la reclamaban los curas (pederastas), luego los médicos (usureros), aunque finalmente la secuestraron los ingenieros, que son particularmente puntillosos a la hora de admitir un error. Mientras el mundo se mueve hacia el escrutinio compartido entre distintas disciplinas, estos últimos parecen atrincherarse contra el resto.

Pánico hay, sospecho, cuando a falta de razón se invocan los números mayoritarios. Es esa supremacía la que cabildea hoy para que se delegue la seguridad del público a la “discreción” del estado cuando otorga un permiso de construcción; a la “sabiduría” del cliente cuando contrata un diseñador; o a la “ética” del profesional licenciado que lo haría inhibirse de certificar fuera de su área de peritaje. No hay que asumirle discreción, sabiduría o ética a nadie cuando puede haber legislación que proteja al público de la escasez de esas tres virtudes. Más que perfeccionar una idea mediante debate abierto entre peritos, aquí parece haber un pacto interdisciplinario para el encubrimiento. Se están resguardando los traseros con la gran toalla del silencio. El gremialismo medieval ha degenerado en cofradías proteccionistas. Han aprendido de los políticos el burdo arte de la demagogia, que diluye los hechos con instrumentos de percepción mediática. Así fue como los médicos del escándalo de Haití resultaron absueltos. Los abogados, que reclaman ser la madre gallina de todos nosotros, sus pollitos, denuncian selectivamente. Ahora que se ven atacados por el estado quieren la empatía del pueblo. Oscilo entre reconocerles el valor de su gestión social o acusarlos de ser el instrumento legitimador de un orden tramoyero. Finalmente, los arquitectos y sus inseparables amiguitos, los historiadores, comparten un mismo espacio delusional: el del experto administrador de lo concreto. En realidad ambos fetichizan la evidencia al punto de hacerla zapata de su propio invento. La verdad es que a ninguno le creo.

  • El autor es decano de la Escuela de Arquitectura de la Politécnica.
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